Las mentiras no son más que pequeñas excusas, para
evadir la responsabilidad familiar, social y laboral que tiene cada a uno; dejando de lado el respeto a si mismo y a los demás. Evadiendo el placer de ser directo, honesto,
y así mantener un adecuado equilibrio emocional.
¿Cuántas veces te has obligado a inventar una excusa en lugar
de dar las verdaderas razones para no asistir a un evento o participar de
alguna actividad?
Infortunadamente la sociedad actual ha edificado un
pilar de mentiras, llevadas al extremo, y en algunos casos disfrazadas como
piadosas necesidades que, por supuesto, el otro nunca ha pedido.
El remedio no es otro que vivir en correspondencia con
tus convicciones sociales, morales y espirituales; dar tu opinión cuando se
requiera de la manera más honesta que puedas. Hacer una introspección en la que
evalúes tus prioridades y cómo la manera de actuar, hoy, las está afectando.
Presta atención si estás omitiendo información
relevante a otra persona cuando le comuniques un hecho o te pidan tu opinión.
De este modo conseguirás guiar tu vida de una forma auténtica
y no sobre la pantomima que los demás esperan que representes.
Es una falsa creencia pensar que disfrazar en
ocasiones la verdad, genere algún tipo
de refuerzo social o cercanía con otros. Tan solo imagina como te sentirías si
supieras que fuiste engañado por alguien en quien confías, aun cuando esa
mentira fuera “piadosa”.
Por el contrario sé siempre genuino, conforme a tu
manera de sentir el mundo; honesto en tus expresiones hacia los demás, sin
falsas pretensiones ni simuladas noblezas. Asumiendo siempre la responsabilidad
de tus emociones y sentimientos.
Se
ecuánime, honrado, sin la dualidad de quien acomoda sus verdades para vivir en
un mundo de sonrisas fingidas.
Aprende
a conocerte y ser quien eres desde lo profundo de tus sentimientos, sin
contaminarte de los residuos de aquello que nunca dijiste; deja fluir tus
emociones y haz un acuerdo entre tus pensamientos, tu corazón y tus labios, permitiendo
que la verdad sea la misma para todos ellos.
Vive
tu vida sobre esta premisa de autenticidad, manteniendo los pies en el suelo, sin
pretender ser quien no eres; siendo sincero en tu forma de expresarte y actuar.
Esto sin duda, te ayudará a encontrar tu camino, a ver tu verdadero rostro, a
crecer cada día.
No
temas por aquellos que se alejaran de tu lado, seguramente, no eran tan estimables
para ti como pensabas, ya irás encontrando a otros que recorran el camino contigo
y conozcan la razón de cada uno de tus pasos.
Date
la oportunidad de liberarte de la inútil carga de la mentira, sin miedo al que dirán.
Siendo sincero contigo mismo, respetando tus pensamientos, mostrándote igual en
público y en privado; aceptando tus sensaciones y conductas, siendo de nuevo el
dueño de tus actos y aprendiendo que siendo tú, obtienes grandes beneficios y
afectos sinceros.
Ofrecer
una imagen de coherencia, de fidelidad a si mismo, te hace confiable a los ojos
de otros; te muestra como alguien que sabe lo que quiere y el camino que debe
tomar para alcanzarlo.
Aprende
el arte de activar la fuerza que habita en tu interior, y no te dejes regir por
los factores externos, al igual que una veleta tirada por el viento. Toma distancia
de la sociedad de mascaras y ficciones en la que te has movido, y empieza a
defender tus propios postulados.
No
tomes los paradigmas que te han sido dados, para luego convertirlos en verdades
de vida; renuncia a la pasividad y cuando sea necesario siéntete inconforme y
busca nuevas salidas.
La
verdad funciona, al final siempre funciona. Te dota de un código de ética que
te permite ser abierto y expresivo respecto de lo que sientes, te ayuda a establecer
un entorno de armonía y no de forzosos códigos sintácticos.
Es
fácil decir la verdad cuando aprendes a regirte por ella, a crear parámetros de conducta afines a lo que sientes, a no
negociar a tu integridad. Esto a la postre se traduce en la avenencia de un mayor
gusto y disfrute de ti mismo; una mayor satisfacción con lo que eres.
La
honestidad es una característica tan estimada, porque precisamente, resulta espinoso
encontrarla hoy día, empero, no existe motivo para que no disfrutes de ella; liberándote
de los incomodos sentimientos del miedo, la culpa o la bajeza.
Ser
integro es permitirte ser mejor y rodearte de mejores personas, es crear un
mundo en el que otros se sientan seguros al saber, quien exactamente está en
frente suyo.
Al
final, el aviso de llegada a la meta será el más satisfactorio de los resultados,
porque eres tú quien habrá ganado.
Germán Camacho López
Germán Camacho López
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