Son las ocho de la noche de un viernes cualquiera,
frente a la tv el público de siempre; en el amparo del silencio cientos de
millones hacen el amor, en la silla de un bar otros aman su copa de ginebra. Unos
cuantos solitarios escuchan una canción en su propicia soledad, mientras un
cigarro deja escapar su fumarola al cielo. Los jóvenes bromean, las jovencitas
seducen a su chico; las risas revoletean libres entre notas musicales. En Oriente
alguien muere, el papa se santifica, los políticos planean sus fechorías, en África
alguien muere, una estrella se oculta tras las nubes; una borrasca se desata en
cualquier rincón del mundo; una mujer se abriga, otra descubre sus senos. Alguien
se embriaga, alguien cuenta una broma; un mendigo busca el abrigo del asfalto, un arquitecto firma un contrato,
en América alguien muere, una familia llora, alguien celebra un cumpleaños;
unos se hacen viejos otros jóvenes. Un hombre sueña, en Asia alguien muere,
todos sufren, ríen, lloran; un niño nace, los parlantes de una discoteca truenan,
el cielo se hace rojo, el calor se enfatiza… La mañana se viste de gala para
iniciar un nuevo día.
Germán Camacho López
Germán Camacho López
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