Generar resultados
apropiados por medio de acciones cotidianas, acordes a lo esperado. Es este el
objetivo que todos de un modo u otro buscamos cumplir cada día.
Una actitud
efectiva, más allá de la simple idea del pensamiento positivo, que permita
alcanzar una patente efectividad en la forma de relacionarnos a nivel social,
laboral y familiar.
Tácitamente,
salvo excepciones psicológicas, propendemos que nuestras acciones, actitud y
conducta generen resultados que produzcan un efecto enriquecedor a nuestra
vida a nivel económico y emocional. Pero,
¿Cómo asegurar que en los ámbitos laboral, social y familiar, esto ocurra
realmente? Beneficiándonos de la mejor manera. Muchas veces, el alcance de
nuestra respuesta esta condicionado por paradigmas y creencias, que dificultan concebir
una noción creativa y novedosa a ciertas situaciones. No obstante, la respuesta a cada incógnita
está en nosotros mismos, adpero, la valía de la misma la determina cada uno. Los
métodos y técnicas para lograr una actitud efectiva, no son otra cosa que “concretizar”
la realidad palpable que pueda generar un efecto determinado. Tomemos como ejemplo
alguien que decide establecer un negocio, su idea, per se, puede ser completamente
viable. Sin embargo, son los factores externos implícitos en la posibilidad de
funcionamiento de este, los que ha de tener en cuenta: su conocimiento del
nicho de mercado, el posicionamiento del producto o servicio, su propia
respuesta ante la presión, la relación con su entorno, el circuito de ideas, conceptos
y paradigmas sociales que trascienden postulados teóricos. La relación
bilateral entre el proyecto y la sociedad, la forma en que interactúan como
seres simbólicos, convencionales e innovadores. La capacidad para transmitir
ideas de forma unilateral que logren convertirse en comunicación, generando una
relación bilateral con el receptor del mensaje. La metamorfosis de la
reactividad hacia la proactividad. La comprensión del mensaje real, incluso, cuando
este se encuentre en contacto con postulados, prejuicios, paradigmas,
sentimientos, valores y creencias. La voluntad de desprenderse de lo que se
cree y se siente verdadero, cuando la relación
con otros evidencie la necesidad de cambio. La intención de superar el propio obstáculo
mental para transcender hacia nuevas formas de comunicación.
Todo esto es
parte de un acuerdo introspectivo, un intercambio de rol en el cual el
individuo pasa de obedecer a plantear formas de realizar las tareas sociales,
laborales y familiares en las cuales se encuentra inmerso. Logrando crear una
nueva red de conexiones mentales, descifrando la verdadera naturaleza de sus
necesidades y alcanzando la comprensión de su búsqueda como persona. Tomando decisiones,
no fáciles, pero si indispensables para su futuro; comprometiéndose con el
mejoramiento de su desempeño y su productividad social. Favoreciendo actitudes
de comunicación libres, valorativas, interpretativas, identificativas y exploratorias; con la predisposición a desestimar
el mensaje como un conjunto de sonidos articulados, para establecer un criterio
que permita tener una idea precisa de lo que pasa, piensa o siente la otra
persona, aun cuando el mensaje de este resulte confuso. Esto fundamentando en
la referencia de valores simbólicos que contiene dicho mensaje.
Recuerde que es su
disposición y habilidad para comprender el entorno, lo que permitirá obtener
conclusiones que lleven al subsecuente resultado que busca y así desarrollar
una actitud efectiva.
Germán Camacho López
Germán Camacho López
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