Deja a los más pequeños
fuera de tu juego de culpas y miedos. Aprende a educarlos tú mismo y no legar
en otros, tan importante responsabilidad. Ensénales a vivir sin tus paradójicos
rituales. Déjalos imaginar, soñar, ser ellos mismos, elegir sus amigos;
respetar los seres vivos. Aplaudir a un artista y no a una secta religiosa,
elogiar a sus maestros y no a políticos corruptos. Deja que cultiven su ser
espiritual lejos de las banalidades del dinero. Enséñales a no creer en la estructura
social que te impusieron. Libéralos de dogmas y creencias. Déjalos creer en sí
mismos y hacer las cosas a su modo. Entender que Dios, no es artilugio para
justificar los errores humanos, sino toda la fuerza vital del universo en todo
tiempo y forma; que no habita entre ladrillos ni coronas de oro, y que todos
somos parte de su ser. Enséñales a disfrutar el sol y la lluvia, y a no creer
en discursos de líderes codiciosos. Deja que te amen y ámalos a tu modo, en igualdad
y respeto. Enséñales a no sentir culpa, aprender de sus errores y esforzarse
por ser mejores cada día. No les ofrezcas un cuento de hadas, enséñales que las
leyes del universo existen y, no están controladas por nuestros caprichos. Déjalos
disfrutar el césped, la tierra, el viento, el agua y entenderse parte de ello. No
les entregues una lista de culpas, miedos ni predisposiciones y, enséñales a
mantener siempre encendida la llama de la esperanza. Explícales que un día serán
seres sexuales y que son libres de vivir esa sexualidad como quieran, dentro
del respecto propio y hacia otros. Invítalos al camino de la lectura,
desdeñando el arraigo por la tecnología. Explícales que somos seres espirituales
y que la vida es solo un paso más, de crecimiento y aprendizaje. Muéstrales como
amar a su familia con tu propio ejemplo, con un amor sano, sin apegos. Déjalos
sorprenderse con la naturaleza y comprender que los animales son iguales que
nosotros. Enséñales a reconocer a los codiciosos y manipuladores y, a tomar distancia
de ellos. Muéstrales como compartir tiempo contigo, disfrutando de música y
deportes, incluso de ciencia y matemáticas. Enséñales como celebrar la vida sin
afanes ni agobios. Explícales que el dinero es solo una forma de explotación y
chantaje y, que todas las personas más allá de su condición son iguales. Revélale
que los gobernantes son manipuladores que promueven falsas crisis por sus
propios intereses, enséñales a ignorarlos. Diles que la prosperidad, la
felicidad y el éxito, nada tienen que ver con la religión, el dinero o la política;
sino con la inspiración y amor con que se hacen las cosas. Enséñales a confiar
en sí mismos, aunque ello no garantice el éxito, pero que siempre podrán volver
a intentarlo. Déjalos aceptarse a sí mismos y aprender a crecer siendo ellos. Explícales
que la realidad es solo la apreciación propia de cada evento. Enséñales como
aprender y agradecer las enseñanzas de otros. Diles que la perseverancia es una
cualidad tan importante, como el deseo de hacer algo, y que por extraño o difícil
que resulte, todo proyecto tiene un resultado positivo. Enséñales a encontrar
el camino de lo que quieren en sus vidas, no lo que tú quieres para ellos. Sé su
ejemplo de tolerancia, empatía y respeto a las diferencias. Explícales que sus decisiones
y forma de ver las cosas, cambiaran de tanto en tanto; que lo inalcanzable no
existe y que cada quien es responsable de sus actos. Que el carácter forja
hombres confiables, y que la felicidad no es solo una máscara para usar de vez
en cuando. Enséñales a ser optimistas y a tomar decisiones, a convertir su corazón
y cabeza en los mejores aliados. Enséñales a tomar las experiencias como
vivencias enriquecedoras, sin tintes triunfalistas ni tampoco de fracaso; diles
que siempre deberán seguir andando. Diles que la evolución del hombre tuvo que
ver con la palabra y no con la roca, con la unión y no con las armas. Que también
los gestos son lenguaje, que a veces el silencio son palabras, y que cada
respuesta que buscan está en el interior de ellos mismos. Explícales que las
cicatrices emocionales son la puerta de oportunidad para ser mejores. Que las
verdaderas expresiones de cultura son el arte, la pintura, la música, la danza,
como emociones personales al disfrute de todos. Enséñales que nuestro poder es
un conjunto de fuerzas unidas a un Dios universal, todopoderoso, no a una
imagen de bolsillo manipulada por intereses infaustos. Diles que siempre podrán
tener un punto de vista diferente, que
no son esclavos de las ideas pasadas. Que todo gira y cambia permanentemente. Que
las lágrimas se ocultan rápidamente tras las risas. Déjalos ser creativos a su
forma, a no perseguir certezas, a encontrar sentido en el sinsentido de otros. Muéstrales
que la paz habita en el interior de cada persona, que es una decisión propia. Que
la compasión y el amor, son las armas más poderosas. Diles que toda forma de
fanatismo es nociva, como un clavo apuntalándote a una roca. Que es la percepción
lo que forma el mundo que nos rodea. Explícales que no vinimos a este mundo a aceptar
sino a cuestionarlo todo, a discernirlo a explanarlo con nuestras propias creencias.
Muéstrales como alejarse de la mentira, recorrer un camino honesto y ser consecuentes
consigo mismos. A inspirar a otros, acertando la belleza y perfección de este
maravilloso viaje. De la búsqueda interior donde aguardan las respuestas. Déjalos equivocarse con dignidad, encontrando
la gracia y oportunidad en ello. Aprendiendo a aceptar, amar y respetar a su
propia persona. Enséñales a vivir lejos del apego, de la necesidad de otros. Sabiendo
controlar su vida, afrontando cada evento. Esmérate en que sobreviva en sus
corazones tu enseñanza, que sea firme, que contribuya a hacer de ellos buenas
personas. Ayúdalos a sentir el alivio de no ser una simple replica de todos
cuantos estuvieron antes de ellos. A ser creyentes de sus propios paradigmas, a
no vivir las angustias mentales de encajar en algo irracional e incomprensible.
Enséñales a no creer en aquello que tú has creído.
Germán Camacho López
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