El cuerpo físico es una especie de envoltura o vehículo que
permite actuar al yo o ego, en una región determinada del universo infinito.
Con un objetivo y en un momento dado. El cuerpo físico es transitorio, muy
breve; se desgasta y tales cuerpos son renovados, en diversos planos y formas
del multiverso. Sabiduría, conocimiento y acopio de experiencias es la búsqueda
del ser espiritual. Cuando ese ser espiritual abandona el sueño de la materia
se hace libre y reconoce en lo que antes llamó
realidad, solo una proyección de su mente. En el plano físico que llamamos vida
es necesaria la aceptación de las cosas como reales, siendo en verdad un punto
de vista. Al trascender cosas tales como: la tristeza, agobio, ira,
desasosiego, ambición, desaparecen. Se alcanza entonces la libertad, el
conocimiento profundo. El retorno a la verdadera naturaleza espiritual.
Todo está interrelacionado. La energía espiritual como una gran
fuerza amorosa sin raza, religión, sexo, especie o nacionalidad. Como seres
espirituales viviendo una experiencia humana. La humanidad vive ávida de
dogmas, creencias y paradigmas innecesarios para el espíritu. Por ello, el
inconforme ha alcanzado un nivel superior. Los “lideres” de la sociedad humana
arremeten contra el conocimiento espiritual imponiendo valores familiares,
sociales, económicos, políticos, culturales y
religiosos que reprimen tal conocimiento innato. Miedo, culpa, crítica, abuso.
El mundo actual se encamina a una debacle inevitable, sin embargo, la esperanza
viene de aquellos que hoy piensan distinto, que rechazan los modelos sociales y
se reconocen a sí mismos como seres autónomos. Capaces de encontrar el
equilibrio, el respeto y el amor como componente fundamental de la naturaleza,
que conecta y une todo. Aprendiendo a aprovechar tal energía esencial y pura.
El ser espiritual vive breves
ciclos en cuerpos materiales en busca de una realización plena. No obstante, la
proyección de conciencia llamada yo o ego, manipulada por otros, se confunde y
torna ansiosa; ocupándose demasiado de la impresión que genera en sus
semejantes, del dinero, el trabajo o las creencias. Todas ellas innecesarias
para el ser espiritual. Puesto que la felicidad viene del ser interior, del
disfrute de cada momento presente, de la energía curativa del verdadero amor.
A veces, se cruza en nuestro camino incluso por una brevedad, alguien quien con su sola presencia nos ayuda a encontrar el sendero y evolucionar; en la búsqueda de la dimensión en la cual nos conectamos a cada una de las almas del planeta, e incluso más allá, al trascender. En otras dimensiones donde también habitan seres espirituales.
A veces, se cruza en nuestro camino incluso por una brevedad, alguien quien con su sola presencia nos ayuda a encontrar el sendero y evolucionar; en la búsqueda de la dimensión en la cual nos conectamos a cada una de las almas del planeta, e incluso más allá, al trascender. En otras dimensiones donde también habitan seres espirituales.
Germán Camacho López
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