Cuando vas a bailar esa canción que tanto te gusta? Cuando harás ese viaje que anhelas hace años? Cuando emprenderás el proyecto que desde siempre imaginaste? Cuando dirás eso que quieres decir? Cuando serás tú mismo sin importar lo que otros piensen.
Arriésgate a vivir, a sentirte pleno y feliz. Da ese primer paso de poder que te lleve a explorar las posibilidades que, hoy, habitan tu mente.
Ríe, despéinate, equivócate; vuelve a reír, a despeinarte, a equivocarte para aprender. Llora cuando haga falta, pero no conviertas el llanto en tu forma de vivir.
Olvídate del dinero, deja de creer que tu existencia gira en torno a él. Permite que la balanza se incline a tomar riesgos, no te obsesiones por tener siempre el control. Algunas veces solo déjate ir.
Rompe normas, paradigmas y estereotipos. No busques la perfección, ni siquiera sabemos lo que es a ciencia cierta. El ideal puede ser estar calvo y gordo, o flaco con melena. Vivir en el piso 80 de un gran edificio o en una habitación de hotel. Tener 20 años o tener 60, ser CEO de una compañía, artesano o pintor. Realmente, ¿Qué es lo ideal cuando hablamos de una realidad física imaginaria y temporal?
Piensa en lo qué te gusta y lucha por ello. Solo necesitas abrir la puerta y avanzar por tus objetivos, volverte loco por un instante y ver soluciones donde antes solo surgían contratiempos. Libera los grilletes que te impiden volar; deja de fingir que estas cómodo, cuando cada día sientes que quieres algo más, algo diferente. Ya es suficiente de la pesada rutina que te has impuesto. No eres una máquina, sino alguien que siente, tiene sueños y metas, que quiere disfrutar de su existencia. Avanza o quedarás estancado, frustrado. Haz algo por tu mundo personal. Ayuda a alguien, un perro, un gato, un ave, un árbol, un anciano, un niño, un rio. Ve a la calle y haz algo distinto. No importa la causa por pequeña que parezca. Lo que para ti puede parecer insignificante para otros puede ser decisivo.
No esperes una gran remuneración por cada cosa que haces, la mayor gratitud es, en ocasiones, una sonrisa.
Rodéate de influencias positivas, incluye en tu vida a quienes quieren vivir con la misma intensidad, aprende de los demás. Aventúrate en el deporte, el cine, al arte, la música, la ciencia. Cada persona tiene algo que enseñar. Deja atrás a los aburridos y pesimistas con sus miedos e inseguridades; a los que eligen la amargura y la desconfianza como fórmula de vida. A los que la risa se les volvió una carga molesta. Busca crecer a cada instante.
Ten la certeza que la vida continúa, que eres un ser espiritual eterno. Pero mírate al espejo y ¡VIVE! En un acto de bondad y entereza con ese cuerpo temporal que te ha sido dado y del cual tendrás que despedirte un día. Incluso, ese momento, vívelo con plenitud y alegría. También allá continuarás las grandes aventuras, siempre será tu decisión.
Germán Camacho López
Arriésgate a vivir, a sentirte pleno y feliz. Da ese primer paso de poder que te lleve a explorar las posibilidades que, hoy, habitan tu mente.
Ríe, despéinate, equivócate; vuelve a reír, a despeinarte, a equivocarte para aprender. Llora cuando haga falta, pero no conviertas el llanto en tu forma de vivir.
Olvídate del dinero, deja de creer que tu existencia gira en torno a él. Permite que la balanza se incline a tomar riesgos, no te obsesiones por tener siempre el control. Algunas veces solo déjate ir.
Rompe normas, paradigmas y estereotipos. No busques la perfección, ni siquiera sabemos lo que es a ciencia cierta. El ideal puede ser estar calvo y gordo, o flaco con melena. Vivir en el piso 80 de un gran edificio o en una habitación de hotel. Tener 20 años o tener 60, ser CEO de una compañía, artesano o pintor. Realmente, ¿Qué es lo ideal cuando hablamos de una realidad física imaginaria y temporal?
Piensa en lo qué te gusta y lucha por ello. Solo necesitas abrir la puerta y avanzar por tus objetivos, volverte loco por un instante y ver soluciones donde antes solo surgían contratiempos. Libera los grilletes que te impiden volar; deja de fingir que estas cómodo, cuando cada día sientes que quieres algo más, algo diferente. Ya es suficiente de la pesada rutina que te has impuesto. No eres una máquina, sino alguien que siente, tiene sueños y metas, que quiere disfrutar de su existencia. Avanza o quedarás estancado, frustrado. Haz algo por tu mundo personal. Ayuda a alguien, un perro, un gato, un ave, un árbol, un anciano, un niño, un rio. Ve a la calle y haz algo distinto. No importa la causa por pequeña que parezca. Lo que para ti puede parecer insignificante para otros puede ser decisivo.
No esperes una gran remuneración por cada cosa que haces, la mayor gratitud es, en ocasiones, una sonrisa.
Rodéate de influencias positivas, incluye en tu vida a quienes quieren vivir con la misma intensidad, aprende de los demás. Aventúrate en el deporte, el cine, al arte, la música, la ciencia. Cada persona tiene algo que enseñar. Deja atrás a los aburridos y pesimistas con sus miedos e inseguridades; a los que eligen la amargura y la desconfianza como fórmula de vida. A los que la risa se les volvió una carga molesta. Busca crecer a cada instante.
Ten la certeza que la vida continúa, que eres un ser espiritual eterno. Pero mírate al espejo y ¡VIVE! En un acto de bondad y entereza con ese cuerpo temporal que te ha sido dado y del cual tendrás que despedirte un día. Incluso, ese momento, vívelo con plenitud y alegría. También allá continuarás las grandes aventuras, siempre será tu decisión.
Germán Camacho López
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