Hambrunas, guerra, sequia, violencia, mendicidad, angustia ¿Es el legado
de la humanidad? En el afán de la lógica capitalista, la falacia del
crecimiento económico, la avidez de consumo; en medio de estrategias publicitarias
de toda índole que ocultan un mundo que se derrumba. Para 2020, el 67% de los
animales del planeta habrán sido aniquilados, entretanto, lagos y ríos del mundo
desaparecen a diario por quemas, deforestación y cambio climático. La industrialización destruyó
el medioambiente en apenas un siglo. Minería, combustibles fósiles, contaminación,
automóviles, deforestación, sobrepesca, solo para mantener un estilo de vida, egoísta,
pretencioso. ¿Es
un comportamiento racional el de la especie humana?
La
ineficiencia ecología de la industria y la permisividad ciudadana con el actual
sistema trunca toda esperanza de futuro, a menos que tómenos una decisión hoy,
a esta hora, en este justo momento. Una revolución ambiental es ineludible o firmaremos
el ocaso de la vida en el planeta. Residuos,
gases de invernadero, automóviles,
un elevadísimo consumo de energía y emisión de gases contaminantes. Deforestación
de bosques y selvas para urbanización y cría de ganado agravan el escenario. Mientras
seguimos obsesionados con el consumo y la acumulación irresponsable, a pesar de
las avenidas atiborradas de autos, cielos opacos por el humo contaminante, y múltiples
afectaciones a la salud. En la irracionalidad por mantener un estatus, ostentarlo, presumirlo.
Basuras, plásticos, metales y diversos contaminantes,
terminan en océanos y ríos. El reciclaje es ínfimo, el 90% de esos
contaminantes no consigue ser tratados. El dióxido de carbono ha modificado por
completo la atmosfera y los mares. La deforestación ha destruido la tercera
parte de los bosques, hoy, avanza sobre la amazonia amenazando la principal
fuente de oxígeno para el mundo, y los grandes ríos. El uso de químicos en la
producción de alimentos ha provocado que suelos y fuentes de agua sean
inhabitables para muchas especies. Cada vez hay más terrenos para la ganadería
y menos para agricultura, lo que implica emisión de gases por transporte, contaminación
de agua, agravamiento del efecto invernadero, uso de antibióticos, y de enormes
cantidades de alimento que podría destinarse a quienes padecen hambre, más de
1800 millones de personas. La industria cárnica, avícola, láctea no solo representa
el horror tras la matanza indiscriminada de seres indefensos. Además trae múltiples
enfermedades a la población humana como lo indicó la OMS en su momento, y un gran
impacto en el calentamiento global y cambio climático. El
porcentaje de gases efecto invernadero como óxido nitroso, que procede del
estiércol es casi 300 veces más perjudicial que el CO2. La
ganadería es responsable de una cuarta parte de todo el metano producido en el
planeta, 23 más veces más perjudicial que el CO2. Hay que sumar a esto el
consumo de energía y grandes cantidades de agua. Se requieren unos 6000 litros
de agua para producir un kilogramo de pollo. Las personas aguardan plácidamente
en la sala de su casa viendo las noticias manipuladas por los grandes
capitales. Sin comprender la amenaza que se cierne sobre el planeta.
La humanidad debe alcanzar un grado de superior de
conciencia, estamos ante una lección que debe ser aprendida. Manifestar con
toda sinceridad y lucidez desde el interior de cada uno la importancia del
cambio. Del amor hacia el planeta que nos ha acogido. Aprender a sustituir el egoísmo
por la empatía, entender que la riqueza está en la bondad y no en el dinero. Estamos
aquí para aprender, el conocimiento es la clave, el crecimiento de todos está
en la capacidad para ayudar, trabajar en equipo por la salvación del planeta y
sus especies vivas.
Germán Camacho López
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