Imagina un instante ese mundo al que nos invita
Lennon, sin culpas, infiernos ni castigos. Con un cielo radiante sobre nuestras
cabezas. Sin premuras, apuros de dinero, ni fronteras. Sin excusas para agredir
a los más indefensos. Imagina que vivimos
en paz, como hermanos, sin codicias materiales ni hambrunas. Tampoco sometiendo
a miles de millones de animales inocentes; mucho menos a nosotros mismos. Compartiendo
esta pequeña esfera azul que llamamos tierra. Siendo iguales, viviendo como uno
solo. Y a tu lado siempre alguien que se ocupe de ti, te escuche, te haga
sentir reconfortado y procure tu bienestar. Imagina que dejamos de correr hacia
ninguna parte, que por un instante nos desconectamos de la tecnología para encontrar
de nuevo la mirada del otro. Que en la fila un
desconocido te pregunte como va tu vida, y puedas responder sin aprensiones. Un mundo donde siempre hay alguien dispuesto a
ayudar. Sin religiones, ni algoritmos económicos, sin propiedad privada ni
clases sociales. Donde queda tiempo para reunirse con amigos, besar la frente
de tus padres, ir tomado de la mano de quien amas. Imagina un lugar donde no es
necesario ser competitivo, egoísta, o presumido, donde no existe el “estatus” económico.
Tampoco formulas dietéticas que dictan destazar hermosas criaturas inocentes. Donde
no es necesario embriagarse para escapar de una realidad feroz. Imagina que no
hay rencor en tu corazón, que lo vas reemplazando por sonrisas y empatía. Vuélvete
el soñador del que habla Lennon, aunque parezca demasiado poético. Te puedo
decir que hay otros como tú.
Germán Camacho López
Comentarios
Publicar un comentario